Kathryn Mayorga es una mujer de 34 años, oriunda de Las Vegas (Estados Unidos). Criada en una familia de clase media, su padre era bombero y su madre ama de casa, es licenciada en periodismo y fue maestra de escuela y modelo de ventas. Casada y posteriormente divorciada era una mujer con una vida «típica». Así la describe el registro judicial en su denuncia contra el futbolista Crostiano Ronaldo por una supuesta violación en la primavera de 2009.
El escándalo del año
Según dicha denuncia, presentada el 27 de septiembre de 2018 en el Tribunal del Octavo Distrito Judical del Condado de Clark, en Nevada, Mayorga fue invitada por una amiga a un club nocturno de Las Vegas.
Allí, en la sección VIP, conoció a Cristiano Ronaldo, quien por entonces ya era un icono mundial tras haber ganado el Balón de Oro,
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reconocimiento al mejor jugador del año.
Según Mayorga, el portugués invitó a un grupo de personas, entre las que se encontraban ella y su amiga, a su habitación de hotel donde disponía de jacuzzi y unas preciosas vistas de la ciudad. Fue allí donde, presuntamente y según la denuncia, se produjo la supuesta violación.
Según Mayorga, el mismo día de los hechos denunció la violación a la Policía Metropolitana de la ciudad. No obstante, omitió el nombre de Cristiano, explicando únicamente que se trataba de un famoso jugador de fútbol.
Esto lo hizo «por temor a la humillación pública y las posibles represalias». Fue examinada en el Centro Médico Universitario, donde, según la propia Mayorga, una enfermera le dijo que si nombraba a Cristiano Ronaldo sería acusada de tener sexo consensual para posteriormente extorsionar al futbolista. Eso mismo fue lo que, al parecer, le dijeron los policías, quienes no siguieron el caso.
El famoso acuerdo de confidencialidad
El 8 de octubre de 2018, el diario alemán Der Spiegel filtró un documento, el cual era un acuerdo de confidencialidad entre el propio Cristiano y Mayorga. En él aparecía reflejado el pago de 375.000 dólares por parte del delantero para que la exmodelo guardara silencio.
Sin embargo, los abogados de Mayorga denuncian que la mujer no estaba en condiciones psicológicas de participar en una negociación debido al trauma, la humillación y el temor a las represalias.
En una queja presentada por los propios abogados, se denuncia que Mayorga era «extremadamente emocional, emocionalmente inestable, indecisa, irritable, agitada y muy vigilante, y que por lo tanto sufría de un estrés postraumático grave. Los abogados de Ronaldo estaban conscientes de eso, pero de todos modos acordaron una solución parcial».